Se impone, más que nunca, el rigor crítico para desvelar falsas legitimaciones, los nexos artificiales que se establecen entre pasado y presente. Por lo pronto, se trata de penetrar en las entrañas de la construcción de los mitos. Estos nacen y mueren en función de lógicas históricas e ideológicas. La misión del historiador es separar el grano de la cizaña. Los mitos no deben ser otra cosa que objetos históricos en sí mismos examinados bajo el prisma de la razón y desde la exigencia de la honestidad. Se trata de demostrar su relativismo histórico, la multiplicidad de lecturas funcionales que ofrecen a lo largo del tiempo y en función de la identidad de sus intérpretes.

Ricardo García Cárcel en La herencia del pasado. Premio Nacional de Historia (2012)

... nuestro destino era PRESTAR ATENCIÓN Y DESCANSAR en cada una de las minúsculas revelaciones que se habían ido abriendo a nuestro paso; cada una de las cuales, a su vez, nos aconsejaba no buscar ningún destino, ni mucho menos un destino feliz. Sólo de ese modo se lucha contra la asfixia y la angustia del tiempo y del dueño de la cortinilla; prestando atención a lo que se ENCUENTRA, y no a lo que se BUSCA.

Félix de Azúa en Historia de un idiota contada por él mismo (1986)

Cuando el saber se especializa, crece el volumen total de la cultura. Ésta es la ilusión y consuelo de los especialistas. ¡Lo que sabemos entre todos! Oh, eso es lo que no sabe nadie!

Antonio Machado en Juan de Mairena (1936)

History has many cunning passages, contrived corridors
And issues, deceives with whispering ambitions,
Guides us by vanities

T. S. Eliot en Gerontion (1920)


jueves, 26 de julio de 2012

"Le fond de l'air est rouge" de Chris Marker

Actualización: escribí originalmente este texto en mayo de 2011 y lo amplié para publicarlo en este blog. La noticia del fallecimiento de Chris Marker el pasado 29 de julio me ha sorprendido y espero con este post hacer un pequeño homenaje a su memoria. La mejor manera de recordarlo es ver su cine y dejarnos llevar por el poder de sus imágenes

"I would have spent my life trying to understand the function of remembering, which is not the opposite of forgetting, but rather its lining. We do not remember, we rewrite memory much as history is rewritten".


¿Qué sentido tiene ver hoy un documental sobre los movimientos de izquierda de los años 60? ¿Acaso tiene alguna cosa que aportarnos unas viejas entrevistas de Régis Debray? ¿Por qué habría que sentarse a pensar sobre el fin del sueño (o de la pesadilla) comunista a estas alturas? En mi opinión, ahora que nos enfrentamos a una recesión que parece ir para largo y que las alternativas parecen difíciles de poner a la práctica, no está de más reflexionar sobre un período clave en el largo triunfo del capitalismo global. Apenas han pasado unos veinte años desde la derrota del proyecto socialista, pero ya es tiempo para reflexionar seriamente sobre su pasado, presente y futuro. Actualmente, las manifestaciones del 15-M o de Occupy Wall Street vuelven a poner sobre la actualidad los movimientos sociales de izquierda. La socialdemocracia parece tener un nuevo líder en François Hollande, que en Francia ha propuesto una salida de la crisis económica por el crecimiento y no por la austeridad, pero aún así el debate ideológico brilla por ausencia, aunque sigue siendo vitalmente necesario. "Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo" decían Marx y Engels en 1848. Siendo optimistas, en 2012, más bien sería el del populismo. Este documental nos habla de una era en que este espectro representaba un verdadero reto a nivel mundial, incluso a veces en forma de guerras y bombas atómicas.
Para acercarnos a Le fond de l’air est rouge debemos de tener en cuenta el extraño perfil de su autor. Para empezar, poco se sabe sobre Chris Marker. Este cineasta, poeta, fotógrafo, escritor y artista multimedia pertenece a esa especie de artistas misteriosos que optan por rodear su vida de secretismo. No hay casi fotos de él, no da entrevistas y una indagación biográfica nos deja con más dudas que certezas. Nacido en 1921, empezó a grabar sus primeros documentales en colaboración con Alain Resnais, director de obras tan influyentes como Noche y niebla (1955) o El año pasado en Mariembad (1961). En sus primeros trabajos ya dio forma a su peculiar estilo de narrar, más cercano al cine experimental. Destacó especialmente como realizador de films sobre temas sociales y políticos. Su compromiso con la izquierda lo llevó a viajar por todo el mundo y realizar filmes militantes por países como la URSS, China, Cuba o los EEUU. De sus obras de ficción, la más conocida es La jeteé (1962), en el que se narra una historia de ciencia ficción en un mundo post-apocalíptico sólo con fotografías. Ha realizado también filmes biográficos sobre Andrei Tarkovski o Akira Kurosawa. Desde los años ochenta, Marker se acercó a las nuevas tecnologías y al arte multimedia. y actualmente sigue publicando algunos trabajos, cada vez más herméticos y enigmáticos. Está considerado en Francia como uno de sus grandes cineastas experimentales y se le dedican exposiciones frecuentemente. Es, por tanto, una figura única en la historia del cine, cuyas obras siempre son sorprendentes por la brillantez de sus reflexiones y la belleza de sus imágenes.
Le fond de l’air est rouge es una de sus obras más extraordinarios. Su larga duración y su ambicioso arco temático la hace un testimonio cinematográfico excepcional. El reciclaje de entrevistas, noticiarios y películas militantes hacen que tenga un interés histórico muy destacable. La coloración de la fotografía, unas singulares piezas musicales y los extraños sonidos ambientales que la acompañan hacen que en conjunto sea una experiencia poderosamente sensitiva. Se trata de un documental diferente y audaz, en el que se va mucho más allá que los típicos reportajes a los que estamos acostumbrados. Una de las características más notables del cine documental de Marker es que siempre se mueve en la frontera entre realidad y ficción. En su filmografía siempre está presente esa ambivalencia entre lo vivido y lo soñado, lo visto y lo imaginado. Considero que en sus documentales no hallaremos ni debemos pretender encontrar un afán aleccionador, didáctico, o científico. Sus películas siempre buscan provocar la reflexión sobre cómo miramos y qué recordamos. Esta preocupación no sólo se ve en el contenido que nos explica, sino en la misma forma en que se desarrolla la narrativa cinematográfica. Los fotogramas que pasan frente a nosotros no son tratados como unas simples fotografías, sino como símbolos e iconos cargados de significados y asociaciones. En la emocionante secuencia inicial queda clara esta intencionalidad. Al ritmo del atronador arreglo de Luciano Berio de la Ritirata notturna de Madrid (originalmente compuesta por Bocherinni) vemos fragmentos de El acorazado Potemkin intercalados con breves instantes de noticiarios. Los símbolos revolucionarios son inequívocos. Los tropas represoras, el hombre ensangrentado, el mártir en la capilla, la mujer que carga al niño muerto; todos son tipos ideales de una determinada cultura política sobre la que Marker pretende reflexionar.
Una de las grandes virtudes de esta película, es que consigue que la imagen cinematográfica hable por sí misma, gracias un magnífico trabajo de montaje. De esta forma, nos hallamos frente a un cuidadoso ensamblaje visual que nos conduce por su sinuoso pero contundente guión, en el que una imagen nos conecta a la otra por su semblanza formal o emotiva. Así, Marker consigue elipses tan acertadas como la de las tropas represoras que descienden por las infames escaleras de Odessa, a unos soldados que forman filas en La Paz, donde los carteles piden la busca y captura de Ernesto "Che" Guevara. Las secuencias que desfilan a nuestros ojos pasan a convertirse en un vívido recuerdo. En el cine de Chris Marker, la memoria histórica es una secuencia al ralentí de fotogramas que se disuelven lentamente en nuestra retina.
Una vez apuntada esta reflexión forma, ¿qué temas puede plantear semejante película? En resumen, nos hallamos frente a una larga meditación sobre la historia de los movimientos sociales y políticos de izquierda la década de los 60 y 70, llena de digresiones, paréntesis y notas al pié de página. El film inicia con la presentación de la guerra de Vietnam como detonador de una conciencia antiimperialista global. Seguidamente enlaza con las vicisitudes de las guerrillas en América Latina. A partir de estas luchas, traza el recorrido de cómo la resistencia a la hegemonía norteamericana fue el frente común de los movimiento obreros y estudiantiles occidentales. Se trata, pues, del génesis de la llamada Nueva Izquierda, que pasaría a la historia por ser la protagonista de una nueva serie de reivindicaciones y protestas en EEUU y Europa. En las universidades de Berkeley, París y Berlín se respiraba un ambiente revolucionario. Pero, quizás como sugiere el título del documental, el problema es que sólo fue un ambiente, un aire, un movimiento conducido por las frágiles manos de los estudiantes se no fue más allá de explosiva reafirmación vital e identitaria.

Al mismo tiempo, la situación en el bloque soviético era muy diferente. Se le dedica especial atención a la deriva totalitaria del comunismo en la URSS. Los testimonios de Arthur London y de Jorge Semprún ilustran a la perfección como la revolución devoró a sus propios hijos debido a la militarización y represión del estado. Quizás la intervención más interesante sean las breves apariciones de Jean Ellenstein, historiador militante del partido comunista francés, en las que explica como la democracia no estuvo entre las prioridades del leninismo tras la toma del poder en 1917. Tras ella, un breve cartel nos avisa que fue auto-expulsado del partido. El caso de la Checoslovaquia ocupada por los soviéticos en 1968, planteó serias dudas sobre la posibilidad de crear un estado socialista que no cayese en los atropellos dictatoriales del estalinismo. Marker enseña las imágenes de los tanques rusos en Praga y de las masas agitando fanáticamente el Libro Rojo de Mao como una señal ominosa de lo que se había llegado a convertir el comunismo ortodoxo. En el lado occidental, se abordan las discusiones intelectuales y políticas sobre la posibilidad de llegar a formar un gobierno de izquierdas por la vía democrática. Partiendo del caso de Francia, se sigue como la evolución del capitalismo y la coyuntura política nacional acabó por transformar radicalmente la naturaleza los partidos de izquierda. Eran los inicios de las ideas de la socialdemocracia y el eurocomunismo que abrieron un nuevo capítulo en la historia política de la izquierda francesa e internacional. 
El panorama de los años 70 era otro. Las divisiones internas han debilitado el movimiento obrero, los intentos de provocar la revolución por medio de la violencia terrorista en Europa han fracasado y la contrarrevolución fascista en Chile ha aplastado al proyecto socialista de Salvador Allende. En los EEUU, la corrupción política en las altas esferas quedó en evidencia con el caso Watergate y la nueva izquierda se había ido debilitando cada vez más. Marker tampoco se deja las catástrofes y abusos con el medio ambiente que empezaban a formar una consciencia ecologista. El aire revolucionario se evapora por agotamiento o por aniquilación, y aparecen nuevos retos y sensibilidades. Con este desencantado y escéptico final, llegamos a la conclusión de esta historia. El film constituye un verdadero catálogo de los defectos de la izquierda. Errores como el infantilismo ingenuo, el dogmatismo enfermizo, la atomización perpetua o el totalitarismo más cruel aparecen simbolizados por las diferentes imágenes que desfilan ante el espectador. Sin embargo, también es un catálogo de las brutalidades más despiadadas que se emplearon para reprimirla, desde las guerras hasta los golpes de estados, pasando por la represión policial.
El film fue estrenado originalmente en 1977, una fecha bastante significativa. Ese año, la derrota ideológica-política del marxismo era evidente. El conservador Giscard d'Estaing relevó a Georges Pompidou en la presidencia francesa y ya había surgido una nueva oleada intelectual anti-marxista (los nouveaux philosophe encabezados por Bernar-Herni Lévy). 1977 también fue el año en que Robert Bresson estrenaba Le diable probablement, film bastante alejado de los presupuestos ideológicos y estéticos de Marker, pero que ilustra muy bien este ambiente de desesperación ideológica y anímica (como en 1973 lo hacía Jean Eustache con La mamain et la putain). En ella un estudiante deprimido y desorientado vaga por asambleas de radicales que le increpan, asiste a reuniones con ecologistas que le proyectan imágenes de la destrucción de ríos y bosques. La sociedad de consumo sólo le ofrece viajes pagados y productos inútiles. Bresson, católico declarado, también incluye la pérdida de la fe cristiana, cuando vemos entrar al protagonista en una iglesia acompañado de unos delincuentes que se inyectan heroína y se roban el dinero los fieles. Si a Bresson le preocupa de la muerte espiritual de Occidente, Marker nos habla de unas esperanzas de justicia e igualdad social que se hundieron y nos dejaron a merced del capital global. Ambos filmes nos hablan de la crisis de unas ideologías que dieron lugar a lo que los filósofos han llamado decidido llamar posmodernidad.
En 1993 se le añadió a Le fond de l'air est rouge un breve epílogo: ¿qué fue de todo aquello? La situación era nuevamente muy complicada para la izquierda. Tras la caída del muro de Berlín, se encontraba delante de un mundo lleno de desafíos. El capitalismo ha ganado la batalla, si no la guerra nos susurra el narrador mientras nos enseña unas imágenes de la manifestación del primero de mayo de 1977. Y finaliza: aunque sigue habiendo lobos, al mismo tiempo que nos hace ver cómo desde un helicóptero un cazador mata a tiros a unos lobos salvajes. Con este mensaje abierto, termina un film comprometido y valiente que nos conduce por una aproximadamente una vertiginosa década de transformaciones  en la sociedad y en la política. En una época en que los partidos socialdemócratas, ecosocialistas y anticapitalistas se encuentran en una encrucijada ideológica y política, no estaría de más recordar el pasado echándole un vistazo a esta película. A lo mejor se podrían repasar algunos errores y evitar repetirlos. Le fond de l’air est rouge es un canto triste a toda una generación de la izquierda que se propuso hacer la  revolución pero se vio atacada sin cuartel por sus adversarios, fraccionada por disputas internas y superada por la evolución de los partidos políticos. Constituye a mi juicio, un excelente comentario del intento fallido de la izquierda europea de cambiar las reglas del juego. Pocas veces se puede ver en pantalla una crónica política hecha desde los sentimientos tan especial y cuidadosa como esta.

lunes, 23 de julio de 2012

Lecturas sobre la universidad (2ª parte)


Enrique Linde Paniagua. (2010) El proceso de Bolonia: un sueño convertido en pesadilla. Madrid. Civitas. 258 pp. El profesor de derecho en la UNED Enrique Linde Panigua proporciona aquí una crítica del plan Bolonia desde una perspectiva jurídica, bastante alejada de los planteamientos anticapitalistas de Fernández Liria. Se desgranan las contradicciones y insufiencias que surgen de querer plantear un "Espacio de Educación Europea Superio" (EEES) cuando ni la Unión Europea ni sus respectivos países tienen una política universitaria coordinada. La implantación de este proceso en España tendría serios problemas por la financiación insuficiente de sus universidades. Para Linde, las intenciones de los redactores del Plan Bolonia son buenas y es un firme defensor del proyecto europeísta, pero en la práctica no podrían funcionar ya que equivaldría a "construir la casa por el tejado". Es una lectura un poco farragosa porque se centra en examinar las enorme variedad de reglamentos que existen sobre este tema.  De todas formas, sirve para darse cuenta que las leyes y declaraciones acostumbran a ser impecables en apariencia, pero que demasiadas veces no tienen nada que ver con la realidad económica y política que realmente se vive. Por usar otra expresión, este libro confirma aquél principio que dice "nunca le atribuyas a la malicia lo que puede ser explicado por la incompetencia".


Enrique Linde Paniagua. (2010) Ideas para la reconstrucción de la universidad española tras el proceso de Bolonia. Madrid. Colex. 163 pp. En este otro librito, mucho más fácil de leer, Linde hace algunas propuestas a partir de lo que critica en su anterior libro, además de hacer una breve reseña de las ideas sobre la universidad, desde Humboldt a Ortega y Gasset. El diagnóstico del profesor Linde es claro y certero, pero personalmente creo que algunas de las propuestas no acabarían mejorando la situación, sino empeorándola. Por ejemplo, el autor se opone al horizontalismo democrático que a su jucio impera en la universidad, dificultando la toma de decisiones. En base a esto, propone un modelo más gerencial y corporativista, en que los profesores mejor preparados fuesen los administradores. Me parece difícil de creer que este sistema garantice una mayor transparencia ¿Hay que marginar a los alumnos y al PAS de la gobernanza de su institución, dejándola en manos de un consejo de sabios supuestamente virtuosos? No lo creo. Otras medidas sí las veo necesarias, y exigen pensar en términos mucho más amplios. Comparto su propuesta de que habría que mejorar mucho la FP antes que abrir la universidad a todos. El sistema laboral que tenemos se contradice con la sobreabundacia de titulados universitarios, y habría que imitar a Europa para crear escuelas de formación de buena calidad.
En general, se propone una universidad mucho más exigente consigo misma, que sea capaz de superar las lacras históricas que han caracterizado la educación de nuestro país: endogamia de los profesores, politización de las cátedras, mediocridad de los métodos docentes, el poco interés en financiar la investigación, etc. Lo bueno de este libro es que hace todo un programa de modernización, que debe ser sujeto a debate, pero que no deja de ser muy estimulante. Una reseña más extensa se puede leer aquí.

Eduardo González Calleja. (2009) Rebelión en las aulas: movilización y protesta estudiantil en la España contemporánea 1865-2008. Madrid. Alianza. 447 pp. González Calleja es doctor en Historia, profesor en la Universidad Carlos III y ha investigado muchos temas de historia social de la España contemporánea. Rebelión en las aulas es un largo y completísimo estado de la cuestión sobre los movimientos estudiantiles. A mi juicio, puede ser de muchísima utilidad para los historiadores, y también para los estudiantes comprometidos que quieran aprender del pasado. El libro tiene un capítulo introductorio en que se intenta establecer una tipología sociológica de los movimientos estudiantiles, y viene seguida de los casos históricos. El carácter irregular y plural de estos movimientos es uno de los problemas epistemológicos que plantean para las ciencias sociales. Los debates son todos muy interesantes, pero me parece notable su visión como movimiento impredecible y catártico. Los estudiantes universitarios han sido una minoría hasta hace poco, y su irrupción en las calles siempre ha sido una escenificación enérgica e intensa de las inquietudes que subyacen en la sociedad.
Su trascendencia siempre ha venido muy vinculada a su autopercepción como “colectivo autónomo” capaz de ponerse en contacto con otros movimientos sociales. Pero al mismo tiempo, ahí está su particular “talón de Aquiles”, como dice el autor. La históricamente débil coordinación con grupos políticos como los movimientos obreros siempre ha sido el momento crítico, en que muchas veces las aspiraciones de cambio han acabado por desmoronarse. Las vacaciones, el fin de los estudios, la represión, la cooptación desde las autoridades o el cambiante grado de politización de los alumnos son algunos de los factores que siempre los han condicionado.
Del libro de González Calleja pueden extraerse varias lecciones, de la que yo destaco: la trascendencia de los movimientos de estudiantes sólo se da cuando los mismos estudiantes se ven a sí mismos como una parte diferenciada de la sociedad con capacidad de arrastrar a los demás colectivos. Aparte de esta conclusión que extraigo (personal e ideologizada) es un magnífico estudio para aprender qué hacían los estudiantes españoles en el pasado y cómo la universidad fue durante mucho tiempo un cruento campo de batalla entre ideologías.

viernes, 20 de julio de 2012

Don Delillo - "Cosmópolis" (2003)



Miró a Chin, al pairo en el plegatín, perdido en sus propios pensamientos descarrilados. 
—¿Cuántos años tienes? 
—Veintidós. 
—¿Cómo? 
—Veintidós. 
—Pareces más joven. Yo siempre era el más joven de la gente que me rodeaba.Un buen día eso empezó a cambiar. 
—Yo no me siento más joven. No me siento completamente localizado enninguna parte. Creo que básicamente ya estoy listo para dejar este negocio. 
—Métete un chicle en la boca y prueba a no masticarlo. Para una persona de tu edad, con tus dones, hay en el mundo una sola cosa a la que valga la pena aspirar  profesional e intelectualmente. ¿Sabes de qué se trata, Michael? Sencillo: la interacción entre tecnología y capital. La indisolubilidad. 
—Los años del instituto fueron el último reto verdadero —dijo Chin.
El automóvil quedó atrapado en el atasco de la Tercera Avenida. Las órdenes recibidas por el chófer consistían en avanzar por intersecciones y bloques, no remolonear a cierta distancia del coche anterior. 
—He leído un poema en el que una rata se convierte en moneda del curso legal. 
—Pues sí, sería interesante —dijo Chin. 
—Desde luego. Tremendo impacto en la economía mundial. 
—Ya sólo por el nombre… Mucho mejor que el dong o la kwacha.
—El nombre lo es todo. 
—Sí. La rata —dijo Chin. 
—Sí. Hoy la rata ha cerrado por debajo del euro- 
—Sí. Existe una preocupación creciente de que la rata rusa se devalúe. 
—Ratas blancas. Piénsalo. 
—Sí. Ratas preñadas. 
—Eso. Liquidación en masa de ratas rusas preñadas. 
—Gran Bretaña entra en la zona rata —dijo Chin. 
—Eso mismo. Se suma a la lógica tendencia a adoptar una única unidad de cambio universal. 
—Sí. Estados Unidos establece la unidad rata. 
—Eso. Cada dólar estadounidense será canjeable por su valor en ratas.
—Ratas muertas. 
—Eso. El acopio de reservas de ratas muertas se tiene por una amenaza contra la salud mundial. 
—¿Cuántos años tienes? —dijo Chin—. Quiero decir ahora que ya no eres más joven que los demás.
Miró más allá de Chin, hacia el fluir de números que corría en direcciones opuestas. Entendió cuánto significaba para él todo ese desglose pasajero de datos en una pantalla. Estudió los diagramas y figuras que ponían en juego patrones orgánicos, alas de ave, la cámara en abanico de una concha de molusco. Era un pensamiento superficial sostener que los números y los gráficos equivalían a la fría comprensión de las energías humanas levantiscas, toda clase de ansia y de sudor nocturno reducido a lúcidas unidades en los mercados financieros. De hecho, los propios datos tenían alma, resplandecían, un aspecto dinámico del proceso de la vida misma. Ésa era la elocuencia de los alfabetos y de los sistemas numéricos, plenamente plasmada en forma electrónica, en el binomio de ceros y unos del mundo, el imperativo digital que definía cada aliento de los miles de millones de seres vivos en el planeta. Ahí estaba el bullir de la biosfera. Nuestros cuerpos y los océanos estaban ahí plasmados, presentes, cognoscibles e íntegros. ...


martes, 3 de julio de 2012

"Notícia de Catalunya" por Jaume Vicens Vives



Jaume Vicens Vives era a mediados de los años cincuenta uno de los historiadores españoles más reputados gracias a su fructífera labor docente e investigativa. En 1953 escribió uno de sus libros más populares: Notícia de Catalunya. [1] Llevaba varios años investigando diferentes problemas de la historia de Cataluña como el alzamiento remensa o los inicios de la industrialización, pero esta obra representó un cambio en su bibliografía por su tono ensayístico y su clara intencionalidad política. En el prólogo, se reivindica la intuición como método de conocimiento y como punto de unión entre la literatura y las ciencias sociales (historia, sociología, economía y filología). Una intuición que además debe procurar ser sensible con los problemas políticos del momento.
El desafío que se plantea su autor es descifrar la esencia colectiva de Cataluña. En vez de recurrir a una indagación filosófica inspirada por el idealismo hegeliano, el historiador catalán se propone encontrarla en la mentalidad propia del pueblo catalán. Esta mentalidad sería la manera de prendre's la vida que se puede observar en sus comportamientos culturales. Para ello acude al tiempo y al espacio. Es decir, el tarannà de los catalanes es un producto histórico-geográfico que se ha mantenido hasta entonces y conocer sus orígenes es necesario para el progreso de la nación. Notícia de Catalunya viene a ser una investigación sobre aquello que conforma la identidad nacional catalana.
En las dos primeras partes (tituladas Els elements y Les il·lusions) ofrece una interpretación  de largo alcance del pasado. A grandes rasgos, Cataluña había sido un país de frontera, poblado por colonizadores, que habría tomado una cierta forma a partir del establecimiento de la Marca Hispánica. Sus habitantes se habrían caracterizado por poseer un fuerte sentido de responsabilidad, de sentit social por la tierra. A partir de la familia y de su propiedad privada (la masia) se habría erigido una mentalidad de propietario, que necesita garantizar dos necesidades simultáneamente: seguridad y libertad. La jurisdicción feudal no habría hecho más que constatar el esperit públic, en el que se manifestaban los valores de lealtad, trabajo y prudencia.
En el capítulo Les dificultats, Vicens ejemplifica los problemas que impidieron el avance como poble de Catalunya. Se ilustran con casos históricos las tendencias en las luchas por el poder  político. Con el alejamiento del centro de decisiones de la capital catalana y la hispanització del principado, la política catalana se habría movido entre dos ejes: el pragmatismo posibilista y el misticismo revolucionario. Y no solamente la política, sino también la misma identidad de sus habitantes. El seny y la rauxa son dos polos entre los que oscilan los cuatro rasgos identitarios básicos del catalán: continuitat, seny, mesura, e ironia. La seriedad del propietario orgulloso y calculador se enfrentaría constantemente a la explosión de rabia producida por las frustradas  promesas de libertad.
El análisis de Vicens Vives es declaradamente ideológico y muchos conceptos deben situarse en el contexto intelectual en el que fueron escritos. En primer lugar, hay que señalar que las ideas de raza, mentalidad colectiva o carácter nacional han quedado hoy en día muy cuestionados o hasta desfasados por las aportaciones de la biología o la antropología. [2] En todo caso, habría que hablar de culturas y diferenciarlas por posición económica, región, etc.
En segundo lugar, la idea argumentada por Vicens de una esencia colectiva presupone que la idea de Cataluña y de catalanidad se ha mantenido igual a lo largo del tiempo. El autor lee la historia de Cataluña con la intención de reunir unos valores que se han mantenido a lo largo del tiempo para poder explicar su presente. En este sentido, parece obviar que cada contexto genera unos códigos culturales e ideológicos específicos. Por tanto, no puede ser cierto que se perpetúen impolutos a lo largo del tiempo sin que varíe notablemente su significado. [3]
Por último, Vicens adopta un punto de vista en que se interroga por la cabida de Cataluña en Europa debido a las peculiaridades de su historia y su cultura. La angustia por encontrar una solución a este problema recuerda a las tribulaciones de los intelectuales de la generación del 98 que se interrogaban por el Ser de España.[4] En este sentido, la obra de este es intrínsecamente nacionalista ya que extrae del pasado unos valores que considera útiles y necesarios para un futuro proyecto político.
Notícia de Catalunya pudiera ser una de las mejores muestras de lo que, según Josep Fontana, es el proyecto social del historiador.[5] Para él, todo historiador elabora genealogías del presente que buscan justificar una propuesta política. El libro de Vicens Vives no puede tacharse como una manipulación de la historia, porque desde sus primeras páginas deja clara su intención: analizar el pasado para construir un futuro. Por el contrario, lo sería si pretendiese realizar un análisis riguroso y objetivo. Pero no es el caso. Notícia de Catalunya es por su contenido y por el contexto en que fue producido un roman à clef dirigida a los sectores catalanistas que se oponían al franquismo.[6] En sus últimos años su autor inició una tenue pero destacable resistencia al régimen de Francisco Franco, que se expresó mediante escritos y reuniones con personajes destacados de la oposición como Ernest Lluch o Josep Benet (que también harán trabajos históricos). Es por ello, que creo que este libro debe ser leído más que en clave política que en clave histórica. Vicens reivindica un proyecto liberal, democrático y reformista, con una Cataluña unida a España pero que respete su cultura. Su muerte en 1960 le impidió ver cualquier materialización de estas esperanzas.
Desde mi punto de vista, considero que la obra de Vicens Vives genera otro debate relacionado con la historia de los intelectuales. ¿Cuál fue la posición de los intelectuales catalanes y españoles tomaron frente al franquismo y la transición hacia la democracia? Los historiadores han tenido siempre una enorme responsabilidad ya que elaboran explicaciones del pasado que luego son instrumentalizadas por diferentes opciones políticas. Es por ello que considero legítimo preguntarse cuál fue la actitud que los estudiosos del pasado tomaron frente a un proceso de cambio tan trascedente y en qué medida contribuyeron a él. Esto nos llevaría a otra cuestión mucho más compleja, que trataría sobre la delgada línea roja que separa el conocimiento científico del pasado con la ideología. Entre los objetivos de los científicos sociales también debe estar incluida la consideración deontológica sobre el impacto que sus ideas tienen en la sociedad.



[1] La primera edición fue lanzada para las navidades de 1954 y tuvo numerosas reediciones. La que he utilizado es la de 1969 por Destino.
[2] Harris, M.: El desarrollo de la teoría antropológica: una historia de las teorías de la cultura. Siglo XXI, Madrid, 1979.
Geertz, C.: La interpretación de las culturas. Gedisa, Madrid, 1981.
Cavalli-Sforza, L. L.: Genes, pueblos y lenguas. Crítica, Barcelona, 2000.
[3]Burke, P.: ¿Qué es la historia cultural?  Paidós, Barcelona, 2006.
Foucault, M.: Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas. Siglo XXI, Madrid, 1968.
[4] Recomendamos la lectura del artículo de José Álvarez Junco El falso problema español
http://elpais.com/diario/1996/12/21/opinion/851122803_850215.html
[5] Fontana, J.: Historia: análisis del pasado y proyecto social. Crítica, Barcelona, 1982.
[6] Muñoz i Lloret, J. M.: Jaume Vicens i Vives, 1910-1960: una biografia intel·lectual. Edicions 62, Barcelona, 1997.